GUERRILLA Y PARAMILITARES
La guerrilla de las FAR inició a comienzos de la década de 1980 los primeros movimientos en relación al cultivo y tráfico de drogas. La inclusión de la guerrilla en el narcotraficante supuso otro problema, no solo por haberse consolidado como una organización contraguerrilla, sino también por el hecho de haber implementado las denominadas «vacunas» o impuesto revolucionario. Según varios informes relacionados en materia de seguridad, el grupo armado ha llegado a cobrar $ 40 000 dólares mensuales por el funcionamiento de los laboratorios y cerca de $ 20 dólares por cada kilogramo distribuido, sea por vía terrestre o fluvial.
Con la des movilización de las Auto defensas unidas de Colombia (AUCA) a mediados de 2006, las denominadas Bandas emergentes en Colombia las bacrim retomaron el control de todas las actividades criminales dejadas por el grupo paramilitar y varios narcotraficantes. La conformación de estas organizaciones insurgentes ha dejado centenares de víctimas, y ha desestabilizado varios sectores del comercio. Se cree que en 406 municipios de Colombia operan las bandas criminales y que éstas han logrado una alianza estratégica con otros grupos y bandas criminales como Las FAR, el ELN, entre otros. La alianza obedece principalmente al cultivo y tráfico de drogas, una tarea que genera ingresos y sostiene las finanzas de estas organizaciones. Según el gobierno colombiano, las BACRIM "las ven como carteles del narcotraficante, que las combate exclusivamente la Policía y está demostrado que son bandas con capacidad militar, campamentos, armas, estructura jerárquica y aliados con la guerrilla".
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